Es la posibilidad de incubar un embrión en un laboratorio durante cinco a seis días, cuando ya contiene alrededor de 100 células y ubicado en la etapa de blastocisto.
Por ello, esta técnica ofrece la ventaja de que los embriones sean más fuertes en las transferencia y aumentar así las probabilidades de gestación.
En cuanto a su desventaja, existe la probabilidad de que pocos o ningún embrión sobreviva al estado de blastocisto y, por ello, cancelar la transferencia embrionaria.