El promedio de edad de las mujeres que la padecen es menor a los 25 años. De hecho, varias son adolescentes de 13 ó 14 años. Asimismo, esta fístula aparece más en mujeres que serán madres por primera vez (primíparas), malnutridas o con más de tres hijos, aunque la falta de recursos médicos básicos también es un factor a considerar.
Sin embargo, según diversos galenos especializados, las secuelas psicológicas pueden ser más severas que las físicas. Por ejemplo, los problemas en la retención de la micción y las heces hacen que la sociedad en donde viven las excluya por considerarlas inferiores; un ejemplo de ello es el del marido y su familia, quienes las abandonan.
Asimismo, dado que en los países en vías de desarrollo se dan más de estos casos, la aparición de este trastorno es considerado como “castigo divino” debido a una conducta inapropiada de la persona.