Los trastornos testiculares son la causa más común de infertilidad masculina (cerca del 55% de los problemas de infertilidad en el hombre tienen causa testicular). Para poder responder adecuadamente al estimulo hormonal, el testículo debe ser capaz de generar espermatozoides; si por alguna razón la espermatogénesis está afectada o dañada, la reacción esperada no se presentará.
Lo anterior se puede deber a una gran variedad de enfermedades que pueden desembocar en la infertilidad. Entre las principales destacan:
- Enfermedades hereditarias como el Síndrome de Klinefelter, donde el hombre presenta un desorden cromosómico, y no produce espermas
- Enfermedades congénitas como el criptorquidismo, o falta de descenso de uno o los dos testículos al nacimiento, sobre todo si no se diagnosticó y corrigió el problema dentro de los primeros años de vida
- Varicoceles, o varices de las venas del testículo
- Infección viral e inflamación del testículo (orquitis) por paperas (parotiditis), o por bacterias en infecciones de vías urinarias
- Traumatismos, golpes y heridas que lesionan gravemente los testículos
- Exposición a calor excesivo o uso de drogas y fármacos que dañan las delicadas células que forman los espermatozoides;
- Exposición a radiación o agentes quimioterpeuticos para tratamiento del cáncer
- Enfermedades sistémicas como insuficiencia renal o hepática.