Un estudio realizado por las universidades inglesas de Brunel, Exeter y Reading, determinó que en los ríos de su país existen sustancias químicas que bloquean la testosterona, hormona sexual masculina básica para producir espermatozoides.
Aquellas sustancias encontradas actúan como “antiandrógenos”, y son compuestos que se encuentran en medicinas, tratamientos farmacéuticos y pesticidas que se utilizan en la agricultura, los mismos que estarían impidiendo la función de la testosterona, y así producir infertilidad en los hombres.
Con esta investigación, sin embargo, los científicos comprueban que los antiandrógenos podrían ser responsables los de la relación entre la contaminación del agua y los problemas de fertilidad masculina.