Has consultado con tu especialista y eres conocedora de tu esterilidad. Ante todo, no debes asumir ningún tipo de culpa, puesto que este concepto no existe en este caso. Afronta el problema y contempla las posibilidades que tienes de quedarte embarazada. Será más costoso, pero tu y tu pareja os veréis recompensados cuando finalmente consigáis vuestro anhelado bebé
Existen varias causas por las que puedes ser estéril que se agrupan fundmentalmente en cuatro apartados:
Factores ováricos:
Incluyen todos aquellos casos en que no se produce la ovulación o esta no funciona correctamente. Suele deberse a fallos hormonales ya sea por defecto o por exceso, de algún órgano regulador de la función sexual. El origen de estos fallos puede estar en sitios diversos como el sistema de hipotálamo-hipófisis (centro regulado del sistema nervioso central), las glándulas renales, o el mismo ovario.
Factores tubáricos:
Engloba todas quellas anomalías de las trompas de Falopio. Pueden tratarse de secuelas de la salpingitis (inflamación de las trompas) y una enfermedad llamada endometriosis, que consiste en una anomalía en la mucosa que recubre interiormente dichas trompas. También se incluyen aquí aquellas alteraciones del peritoneo (membrana que recubre la cavidad abdominal) que puedan afectar desde fuera a las trompas.
Factores uterinos:
Es un caso más frecuente de infertilidad que de esterilidad, y se debe a malformaciones congénitas o tumoraciones en el útero.
Factores cervicales:
La causa fundamental de infertilidad en este caso es la deficiente interacción entre el semen de tu areja y tu moco cervical. El problema puede partir por infecciones o por la aparición de anticuerpos en el moco.
Existen muchos métodos de reproducción asistida a los que puedes recurrir para quedarte embarazada. Determina con tu médico cual es el más conveniente en tu caso y sigue buscando a tu hijo.
