Es posible que ninguna pareja esté completamente preparada para iniciar un tratamiento de fertilidad; sin embargo, ser totalmente conciente de los riesgos y del vaivén de emociones que vivirán en los siguientes meses será un buen comienzo para emprender esta aventura hacia la maternidad.

Te aconsejamos perseverar en los nuevos hábitos que adquiriste luego de decidir tener un bebé. Para un tratamiento de fertilidad, cualquiera que sea el elegido, es necesario mantener una dieta balanceada, abandonar las bebidas alcohólicas o el tabaco, liberarte del estrés a través del ejercicio y algo muy importante: no dejar de disfrutar de  las relaciones sexuales.

De seguro no ha sido nada sencillo conocer sobre tus problemas de fertilidad,  pero no hay por que desanimarse antes de tiempo. Empieza a investigar y comparar las clínicas que podrían ayudarte a ser madre. Si miras las ventajas y desventajas de cada método te sentirás más segura cuando optes por una de ellas. ¡Recuerda! puedes cambiar de centro médico cuando lo desees, si otros especialistas te ofrecen mayores posibilidades de concebir, en hora buena.