Se puede decir que son hombres de entre 18 a 35 años, que pasan por un riguroso chequeo médico antes de depositarlo en los bancos de semen de forma anónima para la inseminación de las parejas infértiles interesadas.
Además, se les exige tener un coeficiente intelectual normal, de preferencia estudiante de universidad o instituto. También, en su árbol genealógico, no tener de antecedentes trastornos ni enfermedades hereditarias. Asimismo, se les realiza una evaluación psicológica para clasificar su estado mental.
Finalmente, como se mencionó líneas arriba, se establece un acuerdo de anonimato y renuncia a reclamar la paternidad de sus hijos que puedan derivar por su donación.
