Luego de la fase de excitación sigue la de meseta, si la estimulación se prolonga.
En esta etapa, la tensión sexual llega al máximo y después de ella aparece el orgasmo. La duración de la fase de meseta depende de lo adecuado e intenso que sea el estímulo.
Si el estímulo no tiene la intensidad necesaria, puede pasarse de la fase de meseta a una resolución mucho más larga, aunque sin experimentar orgasmo alguno.