Las hormonas femeninas afectan nuestro estado de ánimo e influyen en el deseo sexual. La oxítona, por ejemplo, es la encargada de aumentar la sensibilidad del aparato genital, gracias a ella las relaciones sexuales son más placenteras.
Los estrógenos en su cantidad necesaria fortalecen los huesos y previenen las dificultades respiratorias. Cuando disminuye causa ansiedad, sofocos, dolores musculares y molestias premestruales.
Las hormonas interfieren en las relaciones de pareja según la función de cada una de ellas.
La progesterona es vital para la concepción. Interviene en el ciclo menstrual y en desarrollo del aparato genital.
DHEA otorga flexibilidad a los músculos y reduce el cansancio. La falta de ella produce pérdida de memoria, fátiga y debilidad.
Tiroideas regula el metabolismo y manera en la que nuestro organismo elimina las calorías de los alimentos. Su bajo nivel ocasiona subidas de peso, fátiga crónica y depresión.
Cortisol controla el estrés en nuestro organismo. Cuando sus niveles son altos causa taquicardias o nerviosismo, y al ser muy bajos produce desánimo.